Fermín decide que los chicos, junto a Daimon, rescaten por su cuenta a los seres de luz.
Noah y compañía entran a los galpones. Cada uno deberá usar sus habilidades mundanas para llevar a cabo el plan.
OFF
-Superpoderes-
Cuando era chico yo creía que era un inútil, con el tiempo me fui convenciendo. Hoy no tengo dudas: no sirvo para nada.
Poder o no poder, de eso se trata todo. Y yo siempre sentí que no podía, nada. Hasta que viene alguien que confía en vos más que vos mismo y te dice: vos podés, vos tenés superpoderes. Y, al menos, te hace dudar.
Azul tiene la habilidad de hacerse notar, y eso a veces, puede ser un don. No es que eso precisamente sea un poder, pero bien usado, para una causa noble, es un don.
Saber y poder no son sinónimos, pero podrían serlo, porque si lo sabés hacer, lo podés hacer. Pero parapoder, no alcanza con saber, también hay que deber.
Si algo bueno tiene la necesidad, es que nos puede volver muy poderosos. Hay una palabra que barre con todo los "no puedo": disciplina. La disciplina es el arte de dominar cualquier arte. La disciplina, la constancia, el esfuerzo, es fe en que lo imposible se puede volver posible.
Es verdad, hay gente que nace con un don innato o con recursos naturales para algunas cosas. Pero toda habilidad requiere esfuerzo, dedicación y mucha práctica.
En general, uno puede lograr casi todo, cuando de eso depende tu vida. Porque cuando tu vida está en juego, no te preguntás si podés o no... sencillamente, hacés lo que tenés que hacer. Poder, depende en gran medida de querer poder, de tener el deseo de poder lograrlo.
Dicen que hay gente que ha levantado un auto con sus manos para salvar a un ser querido. O personas que atravesaron un río helado nadando. Algunos se curan de enfermedades incurables. Otros sobrevivieron a campos de concentración, sostenidos por el recuerdo de sus afectos.
La historia está llena de prodigios, de milagros. En todos esos prodigios, lo que los vuelve superpoderosos, siempre es el amor. Es el amor el que te impulsa a correr, a abrir puertas, a correr juntos.
Ahora nadie está preguntándose si puede o no, simplemente, estamos haciéndolo. No importa si se trata de salvar tu vida, lograr ese pequeño sueño o conseguir una cita con la chica que te gusta, cuando algo te importa mucho, el deseo te vuelve superpoderoso. El deseo te impulsa. El deseo te saca de la inercia, te despierta, te empodera.
Imposible, muchas veces, es eso que todavía no intentaste.
Lo que hace superpoderoso a Superman no es que pueda volar, o que tenga superfuerza, sino lo poderosos que son sus enemigos.
La medida de una habilidad es la de las dificultades a las que se enfrenta. Lo mejor de descubrir tu poder es que dejás de quejarte. ¿Para qué querrías tener superpoderes si tuvieras dificultades que enfrentar, no?
Si lo hiciste una vez, lo podés hacer dos. Una vez que descubriste de qué sos capaz, el cielo es el límite. Cuando aprendés a confiar en vos mismo, en tus capacidades, cuando descubrís que si querés podés, desaparecen tu dudas, tus temores. Ya no te detenés a pensar si podrás o no, simplemente lo hacés.
Los superhéroes no se andan preguntando si podrán volar, o hacerse invisibles, o levantar un camión, sólo lo hacen. Tampoco esperan a no tener miedo para hacerlo, lo hacen, incluso con miedo.
Y una vez que descubrís cuál es tu poder y cómo funciona, de lo único que te tenés que cuidar, es de tu debilidad. Todo superhéroe tiene su kryptonita, eso que lo hace vulnerable. Conocer tu debilidad es más útil que conocer tus superpoderes, te recuerda que incluso el más poderoso tiene algo contra lo que no puede.
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